LOS
MAPAS COMO MODELO
Los
primeros pueblos que habitaron el planeta desarrollaron mapas que les permitían
localizar un lugar determinado, los cuales eran elaborados en pieles de
animales y con pinturas de origen natural; así, a través de símbolos y líneas,
ubicaban los puntos que eran de su interés.
La necesidad
de ubicar un lugar determinado de la Tierra que demostraron los pueblos de la
antigüedad es, en esencia, la misma que se tiene en la actualidad.
Cuando hay
necesidad de dirigirse a un lugar nunca antes visitado, es muy probable que se
tenga la necesidad de observar los letreros de las calles cuya finalidad es la
misma que la de los mapas: la localización.
Si en un salón
de clases se quisiera localizar objetos determinados, sería necesario
mencionar, por ejemplo, que el pizarrón se ubica a la derecha de la entrada,
los mesabancos a la izquierda, el escritorio del maestro al frente, etcétera.
De modo que
para localizar cualquier objeto o lugar determinado, se debe contar con un
punto de referencia. En el ejemplo citado, el punto de referencia fue la
entrada, ya que la localización de todos los objetos se hizo tomándola como
señal.
Muchos pueblos de la antigüedad, para ubicarse, tomaron como punto de
referencia al Sol.
En la actualidad, el término orientación continúa empleándose en relación con
dicha estrella,
ya que por la mañana el Sol aparece por el oriente.
Con base en
esta observación, los navegantes de la antigüedad establecieron la llamada rosa
de los vientos, que se incluye en la mayoría de los mapas para señalar los
puntos cardinales.
Los puntos
cardinales del norte y sur no reciben ningún otro nombre, pero el este y el
oeste reciben diferentes nombres. Al primero se le conoce como oriente, debido
a que es lugar por donde sale el Sol; al oeste, también se le llama occidente o
poniente, porque el Sol se "pone" u oculta por esa región.
Los mapas, como se
mencionó, tienen su origen desde los comienzos de la civilización; así, en la
época de Homero,
se creía que el mundo no se extendía más allá de los límites del mar
Mediterráneo, que significa mar en medio de la Tierra, pues se
consideraba que éste se encontraba rodeado por un gran océano mundial.
Por su parte, Tolomeo y Eratóstenes introdujeron
mejoras significativas en la representación de la Tierra.
En el siglo XI, los conocimientos geográficos de la antigüedad habían sido
conservados por los árabes (y ampliados en China), pero se habían perdido casi
en forma total entre los pueblos de Europa.
En la Edad Media se
representaba a la Tierra de forma plana y Jerusalén era el centro del mundo.
Con el paso
del tiempo y los avances de la ciencia, los conocimientos geográficos han
permitido conocer la forma real de la superficie terrestre.
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